Publicaciones sobre la experiencia docente del CCH

El gran reto: repensar la relación entre la práctica docente y el Modelo Educativo de Colegio
Vigencia del Modelo Educativo del CCH Fascículo 2 / Versión corta


Fecha: 2021-01-04
Área: Histórico Social
Materia: Historia Universal Moderna y Comtemporánea I y II
Temática: El enfoque de las Áreas
Descarga: Descargar Pdf
Autor(es)
Erick de Gortari Krauss
María del Carmen Galicia Patiño
Elisa Silvana Palomares Torres
Nora Aguilar Mendoza

Palabras clave: Modelo educativo, vigencia del modelo educativo, modalidades educativas, estrategias didácticas en el Área Histórico-Social

Introducción

La reflexión que se propone en este trabajo se sustenta en los principios y propósitos del Modelo Educativo del Colegio, pero sobre todo en la puesta en práctica de ese modelo en las aulas, es decir, frente a los alumnos que han transitado por ellas a lo largo de los casi cincuenta años de trayectoria institucional. Se trata de reflexionar hasta qué punto nuestro trabajo en el aula ha contribuido a la construcción de un proyecto de enseñanza-aprendizaje de la Historia y las Ciencias Sociales con rasgos distintivos y con aportaciones interesantes para la educación media superior de este país. En este proceso es necesario no perder de vista los éxitos, los problemas y los fracasos que han caracterizado a esta experiencia, a fin de contribuir al desarrollo institucional de los próximos años y consolidar nuestro modelo educativo desde las aulas.

Una enseñanza-aprendizaje diferente

En primer lugar, es importante destacar que la enseñanza-aprendizaje de la Historia en el Colegio tiene como principio filosófico un paradigma distinto al de la educación tradicional, esencialmente memorística y enciclopédica, además de fundamentos pedagógicos que tampoco se ciñen a este modelo. Tales principios tienen asidero en una visión humanística de la educación que va más allá de un exhaustivo repertorio de datos y contenidos sobre el pasado humano, está relacionado con el desarrollo de una conciencia social crítica y reflexiva, con un pensamiento histórico que comprenda lo humano en un sentido integral y como un proceso en constante transformación. De igual forma, esta visión se arraiga en la concepción más amplia de cultura básica que promueve el Colegio (CCH, 2006: 12).

Un bachillerato en cultura básica

Desde el punto de vista de nuestra institución, el concepto de cultura básica tiene enorme valor para la formación académica de los estudiantes, pues trasciende la estructura del conocimiento disciplinario y parcelario, se relaciona con una dimensión más profunda del ser humano, de su pensar y actuar. En una perspectiva general, dicho concepto se halla entre dos polos igualmente importantes. Por un lado, se encuentra el dominio de los aprendizajes, habilidades, aptitudes y valores que contribuirán al desarrollo de una ciudadanía reflexiva, participativa y respetuosa de la diversidad. Por otro lado se ubican los conocimientos esenciales de las diferentes disciplinas que les permitirán a los estudiantes ampliar su saber científico y humanístico, así como la continuación de sus estudios hacia la educación superior. Estas dos caras de la moneda implican un juicio, un criterio y un equilibrio para lograr ese doble propósito de la educación en el Colegio. Por obvias razones, también exigen repensar nuestra práctica docente sobre el qué y por qué de lo que enseñamos.

Aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser en Historia

El ejercicio de reflexión sobre la puesta en práctica del modelo del Colegio en el Área Histórico Social puso de relieve la importancia de fortalecer sus principios pedagógicos de manera sistemática, tanto en los profesores como en los jóvenes, a fin de consolidar nuestra propuesta educativa, pero sobre todo contribuir a una sociedad más reflexiva, crítica y participativa.

La visión de enseñanza-aprendizaje de la Historia que ha promovido el CCH durante sus años de existencia implica no sólo el dominio de habilidades de estudio sino el desarrollo de una serie de procesos mentales que favorezcan un conocimiento significativo y la metacognición. Por ello se vincula de manera estrecha con el aprender a aprender, ya que implica aspectos metacognitivos, habilidades complejas del pensamiento, autorregulación y autoestima que son la base para aprender a lo largo de la vida y propician que el alumno sea capaz de adquirir nuevos conocimientos por cuenta propia, pero sobre todo lo ayudan a asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje y lo sitúan como actor central del acto educativo (CCH, 2013: 14). Por obvias razones, aprender a aprender constituye un aprendizaje estratégico que debería ser promovido en nuestras aulas hoy más que nunca debido al momento histórico que vivimos, caracterizado por la incertidumbre, los cambios vertiginosos y una inminente crisis civilizatoria.

En tanto, aprender a hacer constituye un reto igual de complejo que el anterior, pues con frecuencia nos enfrentamos a jóvenes que tienen dificultades significativas de lectura y escritura, carecen de habilidades relacionadas con el estudio de las fuentes históricas y digitales, además de tener dificultades para comprender a plenitud procesos con alta abstracción y densidad conceptual como por ejemplo el capitalismo, el liberalismo o el socialismo. Todo esto nos habla de la importancia de generar en ellos habilidades intelectuales como la lectura crítica, la escritura argumentada, la elaboración de proyectos, el cuidado de sí mismos y de los otros, el trabajo colaborativo, etc., con el propósito de prepararlos para enfrentar problemas y situaciones conceptuales y prácticas que los ayuden a mejorar su propia vida y a la comunidad (CCH, 2006: 5).

Por último, hallamos el aprender a ser y la formación en valores que sigue siendo uno de los grandes retos en nuestra práctica docente, porque su implementación no sólo es compleja, sino porque en el Colegio no ha habido, entre los profesores del Área Histórico Social, un análisis y una reflexión crítica y sistematizada sobre el papel de la Historia en la formación de la identidad, de la ciudadanía, de la responsabilidad y el compromiso social. Y este vacío resulta más evidente con la difícil situación que ha atravesado la UNAM en tiempos recientes, como una muestra de que no podemos seguir posponiendo este debate. Si bien en la introducción de los programas de las materias de Historia Universal y de México se hace hincapié en la necesidad de formar a los estudiantes en el compromiso que tienen con la sociedad y en el desarrollo de una conciencia ciudadana, ya en el desglose de las diferentes unidades, el aprender a ser no aparece con esa claridad de los textos introductorios. Sin duda, hay mucho por hacer en este ámbito de la educación.

Repensar nuestra práctica docente

Aunque es probable que para nosotros como docentes represente un reto enorme, es importante hacer un verdadero ejercicio de autocrítica sobre nuestra práctica docente y cuestionarnos si realmente estamos aportando a la enseñanza-aprendizaje de la cultura básica que debería caracterizar hoy a las aulas del Área Histórico-Social. ¿Hasta qué punto hay un desfase entre nuestra enseñanza y las habilidades y destrezas de los estudiantes mexicanos del siglo XXI? ¿Nuestros conocimientos disciplinarios están suficientemente actualizados para atender esos intereses? ¿Nuestra práctica docente es congruente con los propósitos de la cultura básica que sustenta la enseñanza-aprendizaje de la Historia? ¿Los alumnos comprenden qué significa aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser en sus clases de Historia? Ciertamente, tales cuestiones implican un mayor compromiso docente, además de una práctica reflexiva permanente que coadyuve a la concreción de la propuesta educativa de nuestra institución, con el propósito de avanzar hacia el tipo de sociedad que queremos construir.

Fortalezas de nuestra práctica docente

Sin duda, una de las mayores fortalezas del Colegio y también uno de sus rasgos distintivos es el trabajo colegiado, actividad en la que nuestra institución ha sido pionera y ha adquirido una amplia experiencia que la sitúa en una posición de avanzada, sin que ello signifique que todo haya sido sencillo o apacible. Resulta significativo continuar con la promoción de esta forma de trabajo de manera estratégica, racional y democrática, como una manera de poner en práctica nuestro modelo educativo e impulsar nuestro desarrollo institucional con la participación de toda su comunidad académica.

Hacer un alto puede implicar también repensar los grandes aciertos del Colegio y construir un nuevo horizonte de posibilidades: una institución que calibre los enormes desafíos y dificultades que nos plantea la coyuntura actual y pueda, a 50 años de ser creada, desarrollar ideas renovadoras sobre el camino a seguir. Tal vez mirar lo construido durante casi cinco décadas ofrezca una oportunidad para la transformación con compromiso, cooperación e imaginación.

Fuentes

Bokova, I. (2015). Replantear la Educación ¿Hacia un bien común mundial? París: UNESCO.

Coutinho, S. y Neuman, G. (2008). Un modelo de metacognición, orientación a objetivos de logro, estilo de aprendizaje y autoeficacia. Investigación sobre entornos de aprendizaje. Creative Education, 8(3), 131-151.

Colegio de Ciencias y Humanidades (2016).  Antropología I y II.  México: UNAM.

Colegio de Ciencias y Humanidades (2016). Programa de Estudio. Área Histórico Social. Historia de México I y II. México: UNAM.

Colegio de Ciencias y Humanidades (2016). Programa de Estudio. Área Histórico Social. Historia Universal Moderna y Contemporánea I y II. México: UNAM.

Díaz del Castillo, M. (Coordinadora) (Mayo-septiembre 2019). Nuevos Cuadernos del Colegio. No.12. Número especial.

García Amilburu, M. (2009). Aprendiendo a ser humanos. Una Antropología de la Educación. Navarra: EUNSA-Astrolabio.

Plan de Estudios del Colegio de Ciencias y Humanidades (1996). México: UNAM.

Propuesta de la Comisión Especial examinadora a partir del análisis del Documento Base para la Actualización del Plan de Estudios (2013). México: UNAM-Colegio de Ciencias y Humanidades. Documento de trabajo.

Secretaría de Programas Institucionales de la DGCCH. Documento interno (2019). México: UNAM-Colegio de Ciencias y Humanidades.