Publicaciones sobre la experiencia docente del CCH

Disertaciones sobre la materia Historia de México I y II
Nuevos Cuadernos del Colegio Número 16


Fecha: 2025-08-14
Área: Histórico Social
Materia: Historia de México I y II
Temática: El Programa (Planeación y Desarrollo)
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Autor(es)
Juan Manuel Jácquez García

Palabras clave: Historia de México, actualización curricular, enfoque historiográfico, ejes transversales, ciudadanía, estrategias didácticas.

 Las menciones, observaciones y comentarios al programa actualizado de Historia de México I y II, son un primer acercamiento, que, aunque individual, con miras a recuperar el ejercicio permanente de análisis, reflexión y crítica, propios del Colegio de Ciencias y Humanidades y de la experiencia y formación docente en un ambiente de trabajo colectivo, colaborativo y colegiado, característico del Modelo Educativo y del espíritu del Colegio mismo.

Durante los años 2023 y 2024 trascendió en el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM el proyecto que implicó la revisión y la actualización de los diversos programas de estudio, tanto de las materias curriculares, así como de las actividades que son de carácter optativo a fin de mantener un proyecto vigente, armónico a los tiempos contemporáneos que el país, la educación, la Universidad, el bachillerato y el Colegio mismo están transitando y de este modo satisfacer las necesidades de nuestro estudiantado, la sociedad y las exigencias que la educación superior de nuestra Casa de estudios nos plantea.

En ese marco, los programas, ya revisados, plantean nuevos propósitos, objetivos, así como un enfoque disciplinario, didáctico y perfiles de egreso enriquecidos, sustancialmente con la intervención de cuatro ejes transversales, propios de las exigencias universitarias, la realidad mundial, una política educativa y una serie de disposiciones internacionales establecidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que en materia educativa ha impuesto a sus países integrantes y de la cual México es miembro.

Al final, el producto (porque así les gusta llamar a las cosas que se generan en la academia) nos presenta una propuesta con los siguientes contenidos a destacar:

Un perfil disciplinario, en el que se mantiene el principio fundamental de que el ser humano sea reconocido como ser social; al mismo tiempo éste debe ser visto como un sujeto histórico, participe y consciente de su papel dentro del proceso histórico, del cual forma parte; la concepción de espacio-tiempo, que fue una aportación al presente documento, toda vez que el alumnado, si bien no carece de la percepción cronológica de las cosas y de los procesos, actualmente muestra carecer de referencias geográficas básicas, por lo que se hace necesario recuperarlo. La historia como “Totalidad”, comprendiendo ésta como un proceder dialéctico, donde lo político, lo social, lo económico, lo cultural están implícitamente relacionados entre sí y que desde ahí es posible construir el discurso histórico, habilitando la posibilidad de interpretar desde distintos enfoques el conjunto de procesos, lo que hace de la Historia la disciplina que representa y su importancia en el devenir de lo que al humano y sus actividades le corresponde. De este modo es posible hacer que el alumnado comprenda y reinterprete la disciplina histórica como lo que también es: una reinterpretación de la realidad, en pasado-presente, en su contexto geográfico, económico y cultural, porque a fin de cuentas la historia se escribe como parte de un conjunto de interpretaciones, sustentadas, desde luego de forma teórico-metodológica, dando al alumnado las herramientas que le permitan tener al ejercicio argumentativo como un hábito académico y que al paso a la educación superior se conviertan en una competencia para su desarrollo.

Es importante que comprenda que los procesos son producto de una serie de causas múltiples que se explican desde la totalidad misma y que la simplificación del análisis y el maniqueísmo deben ser superados con la problematización de cada proceso que el programa propone.

Considerando el enfoque didáctico, el programa mantiene su carta descriptiva dividida en dos semestres, cada uno en cuatro unidades con cuatro aprendizajes cada una. Aquí solamente mostraré las unidades en las que se divide el actual programa.

HISTORIA DE MÉXICO I

UNIDAD

DESCRIPCIÓN

1

La civilización originaria mesoamericana, 2500 A.N.E. – 1517 N.E.

2

La dominación colonial en la Nueva España, 1517-1810

3

El proceso de Revolución de Independencia y la conformación del Estado-Nación, 1810 - 1876

4

La continuidad del proyecto liberal en la construcción del Estado-Nación: El Porfiriato, 1876 - 1910

 

HISTORIA DE MÉXICO II

UNIDAD

DESCRIPCIÓN

1

La Revolución Mexicana, 1910 – 1920

2

Reconstrucción nacional e institucionalización de la Revolución Mexicana, 1920 – 1940

3

Estado Benefactor: Modernización económica, sistema político, movimientos sociales y crisis, 1940 – 1982

4

El Neoliberalismo en México, los movimientos sociales emergentes y la alternancia política, 1982 a la actualidad

[1]

El mismo enfoque recupera las premisas del Modelo Educativo del Colegio para con la disciplina histórica en donde:

­   El aprender a aprender está vinculado a la disciplina historiográfica, sus herramientas, así como el uso correcto de fuentes y métodos de investigación para construir un discurso histórico.

­   El aprende a hacer se relaciona a la aplicación de habilidades intelectuales que llevan a la problematización, el razonamiento crítico, la investigación, el análisis, la síntesis, la reflexión, la interpretación, la explicación y la creatividad; el desarrollo de habilidades cognitivas como el desarrollo del pensamiento abstracto-conceptual, su expresión oral y escrita.

­   El aprender a ser es parte de la construcción constante de una reflexión crítica y reflexionada sobre el desarrollo histórico de nuestro país, así como su presente vinculado al pasado descrito y finalmente a aprender a tener una posición ética, frente a su propio devenir.

Sumado a ello, el enfoque didáctico tiene su eje centrado en los aprendizajes, donde recae y se constituye el núcleo de la cultura básica en la que la Historia de México hace su aportación para la concreción del perfil de egreso de nuestro estudiantado. Algunos de estos aprendizajes serán mencionados un poco más tarde a fin de ser observados como áreas de oportunidad donde las propuestas de perfectibilidad pueden tener frutos.

En lo referente a la aportación que Historia de México hace al perfil de egreso, en el programa actualizado, es de un estudiante consciente, sensible, reflexivo y crítico ante su realidad, con la intención de constituir en él una consciencia ciudadana, con principios universitarios, convirtiéndose en un actor histórico frente a su tiempo y sus circunstancias.

Es así que el egresado ve a la Historia de México como un proceso complejo de conformación de una nación pluriétnica y multicultural y la riqueza que ello representa. De ella adquiere conocimientos que le permiten analizar, discernir y criticar los procesos sociales, políticos, económicos y culturales en su dimensión temporal y espacial hasta su presente.

Al final del programa, el alumnado asume una postura crítico-científica, en la que se aplican conceptos, categorías y términos propios de la historia como disciplina para explicar el devenir de la historia de México, al tiempo que desarrolla habilidades intelectuales y procedimentales como el análisis, la problematización, interpretación, síntesis, explicación oral y escrita, técnicas de investigación y manejo de fuentes diversas.

En su formación humanística a través de la reflexión y la apropiación de valores y actitudes. como lo son la libertad, la honestidad, la dignidad, la solidaridad, la responsabilidad, la justicia social, la “democracia”, la consciencia ciudadana, la inclusión, el cuidado del sí, el respeto a las diferencias sexo-genéricas, la naturaleza, se pretende que el educando haga posible una mejor forma de vida personal y social. Es decir, aspira a formar una sociedad justa, igualitaria, libre y democrática en el más riguroso y amplio sentido de estas palabras.

Algunas observaciones

Sin embargo, a pesar de la redacción impecable y bien vinculada con el Modelo Educativo y el documento de Orientación y Sentido de las Áreas, el programa de Historia de México presenta un conjunto de áreas de oportunidad para mejorarlo.

Si bien es cierto que el ejercicio de revisión y actualización fue arduo y prolongado, en lo general, el nuevo programa carece de profundidad y de una transformación que no se vincula con los nuevos enfoques historiográficos que la academia actualmente está utilizando. Por ejemplo, no se concibe en el programa las nuevas escuelas historiográficas, como lo son Historia del Pasado Inmediato o la Nueva Historia del Tiempo Presente, la investigación y el uso de la Memoria como fuente primaria colectiva, no aceptada antes por su limitada objetividad.

En lo que respecta al propio título de la materia, se debió reflexionar y discutir si es correcto comenzar desde el periodo precolombino, llamado en este programa, en la primera unidad como “La civilización originaria Mesoamérica” como si ese concepto histórico geográfico hubiese sido el origen de todo, además de que México no existía en ese entonces. En todo caso se hubiese señalado ese periodo como el periodo precolombino o el México antiguo, pues el nombre del país nace al término del proceso de Independencia. Lo que se obtuvo fue una revisión somera y cambios poco significativos por lo que en esa primera unidad se refuerza un discurso etnocéntrico y racista al enfatizar a la civilización mexica como el culmen de toda la civilización mesoamericana, dejando en un segundo plano al resto, además de centralizar la identidad nacional originaria en los pueblos mesoamericanos, desdeñando a las culturas pertenecientes a Aridoamérica y Oasisamérica.

El tiempo didáctico está saturado, pues en lo que se refiere a las propuestas didácticas del presente programa, no hay coincidencia con el número de horas marcadas por el mismo, además de preocuparse más por la conclusión de este, en lugar de fortalecer los aprendizajes para que éstos sean significativos, dejando esa responsabilidad al programa operativo que cada docente pudiese aplicar.

De igual manera, el programa se encuentra desbalanceado en cuanto a las unidades se refiere, pues mientras en la primera unidad del primer semestre se trata de abarcar el total de 3000 años de antigüedad en 16 horas de clase, mientras que en la cuarta unidad del mismo semestre se pretenden 34 años en el mismo periodo. En tanto la Unidad 1 del segundo semestre concentra al concepto de Revolución Mexicana, únicamente al periodo armado, omitiendo la posibilidad de hacer una revisión al respecto, además de no contemplar en los aprendizajes la posibilidad de hacer revisiones regionales y continentales en torno al papel que tiene el país en el desarrollo del capitalismo mundial, solamente por poner un ejemplo.

El primer semestre se aboca a la construcción del Estado-Nación, ajeno a el perfil de egreso, enmarcado en el mismo programa, pues no se trata de egresar a un alumno con sentimientos patrióticos-nacionalistas, que son la base del racismo y la xenofobia. La pregunta sería: (¿Para qué el Estado-Nación?)

El segundo semestre enfatiza la inserción del país en el Capitalismo mundial, pero deja en el programa operativo la responsabilidad de abordar los ejes transversales, pues si bien son mencionados en la presentación del programa, no se ven reflejados en la carta descriptiva. Considero importante la mención del papel de las mujeres y su inserción en los procesos democratizadores y de desarrollo en las distintas fases del país, la depredación del medio ambiente como parte del desarrollo del capitalismo y el papel que el país ha tenido como proveedor de materias primas; al mismo tiempo no se establece en los aprendizajes de forma explícita lo que tiene que ver con la identidad, la identificación, el sentido de pertenencia, la responsabilidad y participación ciudadana, así como la promoción del alumno como un ciudadano que se haga un actor de transformación histórica para el país.

El perfil de egreso descrito en la presentación del programa es ajeno a la mayoría de los aprendizajes de la materia, estos subyacen en un “entendido” o interpretación de cada uno de ellos, nuevamente para dejarlos en la responsabilidad de los programas operativos.

Enlazando propuestas

Pero como se planteó desde el principio, esta visión individual y de apenas acercamiento a lo que seguramente integrará un conjunto de observaciones con fines de mejora hacia el programa no estaría completo si no acercamos posibles alternativas para ser retomadas en un tiempo futuro no lejano y fortalecer así los avances logrados a lo largo de la historia de nuestro Colegio de Ciencias y Humanidades.

Dado que es imposible quitarse las gafas del presente para mirar los procesos del pasado, y más para nuestro alumnado, considero pertinente buscar que los sucesos, los eventos y los procesos que vayamos a utilizar para lograr nuestros aprendizajes, no dejen de tener una estrecha comunicación con el ahora de nuestro alumnado y de ese modo podremos hablar de una actualización más tangible y cercana a nuestros estudiantes.

En la carta descriptiva subyace en los aprendizajes actitudinales vinculados a los aprendizajes descritos la idea intrínseca de la importancia de construirse como ciudadanos, pero prácticamente hasta la última unidad del segundo semestre. Considero que, vinculando principios y valores, propios de cada proceso, podríamos estar construyendo ciudadanía desde el principio de la materia.

Fortalecer el sentido de identidad desde la pertenencia propia de los estudiantes durante las ocho unidades, recordándoles que cada una y cada uno de nuestros alumnos son producto de un proceso histórico, tanto de corto, como mediano y largo aliento. Esta experiencia hará que el alumno pueda identificar los problemas actuales que se han ido construyendo a lo largo de la historia del país (desigualdad, violencia, clasismo, racismo, xenofobia, etc.) y que son vigentes en la cotidianidad de adultos y adolescentes. Considero que no hay mejor estrategia didáctica que aquella que se vincula a una pregunta dirigida a nuestros educandos: ¿Qué harían ustedes?

¿De qué modo los valores y principios de solidaridad, justicia social, participación, etc., son útiles para revertir los problemas de la desigualdad social, política y económica?

¿Cómo resolver las agendas contemporáneas, como lo son: equidad de género, inclusión, Derechos Humanos, preservación del medio ambiente, gestión para la reducción de riesgos de desastre, migración, ¿entre otros?

Por último: ¿La historia debe ser abordada siempre de forma cronológica? Tal vez para este caso vale la pena considerar como estrategias didácticas propuestas en la carta descriptiva temas actuales, cuyas raíces se encuentren en el pasado o bien que sean temas omnitemporales, los cuáles permitan hacer recorridos cronológicos y geográficos enlazando distintos procesos históricos. Esto quiere decir, dar pie a llevar el curso con perspectiva de género, una visión desde los derechos humanos, la atención a la alteración climática desde el calentamiento global, desde la inclusión, desde el autocuidado, y los valores de una ciudadanía participativa y ampliada, pero que sea explícita en el mapa curricular de la materia y en los aprendizajes.Ì



[1] UNAM, 2024, Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México, Programas de Estudio 2024, Área Histórico-Social, Historia de México I-II, Ciudad Universitaria, Alcaldía Coyoacán, CDMX, México.