Publicaciones sobre la experiencia docente del CCH

Recuerdos
Nuevos Cuadernos del Colegio Número 3


Fecha: 2013-11-28
Área: Ciencias Experimentales
Materia: Física I y II
Temática: Trabajo colegiado
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Autor(es)
Héctor Roberto Miranda Pérez

Palabras clave: aprender a aprender, aprender a hacer, formación docente, trabajo colegiado.

Recuerdo ese ahora lejano mayo del 83. Acababa de realizar una evaluación que me permitiría ingresar como profesor al CCH en el Plantel Sur. Hacía cinco años que había ingresado a la docencia en la UNAM, como ayudante de profesor en la materia de Fisicoquímica en la Facultad de Ciencias. Habiendo aprobado el examen correspondiente, fui avisado para que eligiera los grupos y horarios que estaban disponibles. Al salir de la oficina, llevaba conmigo el horario de los grupos y la localización de los laboratorios hacia donde debía dirigirme, para iniciar lo que, con el paso del tiempo, llegaría a convertirse en mi proyecto de vida. Junto con los documentos mencionados, llevaba un ejemplar de lo que se conoce como la Gaceta Amarilla, donde se anunciaba la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades y con esta información se mencionaba cuáles eran los fundamentos y lineamientos de un nuevo Bachillerato.

Leí entonces en la Gaceta Amarilla una frase que de entrada me impresionó fuertemente: el primer lineamiento del Colegio era que deberíamos fomentar en el alumno el “aprender a aprender”. El impacto fue demoledor, en estas tres palabras (o una palabra repetida dos veces más una letra) se encerraba toda una revolución, todo un contenido pedagógico, toda una concepción sobre la educación. Después del primer impacto, al releer la frase, vino el despertar, el cuestionamiento: pero, ¿cómo le hago? ¿Cómo implemento tal acción? ¿Qué hago para que el alumno aprenda a aprender? Así que hice lo que todo buen profesor novato hace en estos casos, es decir, se presenta a su grupo y empieza a dar una clase tradicional: “yo enseño y ustedes aprenden” o, lo que es lo mismo, a ver qué captan de lo que yo digo.

Pero el golpe ya había sido dado o, si uno es optimista, la semilla ya había sido tirada en la tierra, había que hacerla germinar. La primera referencia para responder la pregunta planteada: ¿Qué acciones emprendo para que el alumno del Colegio aprenda a aprender?, eran los colegas que atendían las otras secciones de los grupos. Encontré en varios de ellos que repartían temas y después permitían que el alumno, de manera individual o en grupo, expusiera. Bueno, pensé, esto es un avance, pero creo que al final se llega a lo mismo, es decir: como yo soy el que sabe, te corrijo, es decir, te enseño cuál es la verdad, el conocimiento aceptado, lo que es relevante (según mi perspectiva) y, por lo tanto, lo que se te debe quedar.

Poco a poco fui conociendo a más colegas y, por lo tanto, más estilos de trabajo en el aula, fui dando respuestas a algunas de mis dudas y resolviendo algunos problemas que mi práctica docente me imponía.

Un buen día recibí una invitación para participar en una RIFA (Reunión Itinerante de Física Aplicada) organizada, entre otros, por el profesor Zoilo Ramírez. Se nos pedía llevar algún dispositivo que consideráramos útil para exponer algún concepto de la Física.

Con timidez, varios profesores llevaron algunos dispositivos, como bobinas enrolladas sobre tubos de PVC para mostrar la inducción electromagnética; rieles o mangueras de plástico para demostrar que dos balines, uno en tiro parabólico y el otro en caída libre, soltados simultáneamente, llegan al suelo al mismo tiempo. Para mí fue una revelación saber o descubrir que se podía sacar a la Física del pizarrón y llevarla al alumno, al “saber hacer del alumno”. Pero, no bastaba con presentarle algún dispositivo para observar que algo pasaba, sino había que hacer, realizar o proponer actividades que permitieran al muchacho, además, entender por qué las cosas pasaban, es decir, hacerse del conocimiento o del concepto físico.

En resumen, ese intercambio de ideas, esa colegialidad, permitió a los profesores participantes percatarnos de que teníamos problemas comunes, que compartíamos nuestras dudas sobre cómo enseñar y que cada quien en lo individual habíamos dado respuestas, que en un principio pensábamos no serían útiles más que a nosotros. Así que grande fue nuestra sorpresa, primero de ver que nuestros problemas eran comunes y después que nuestras respuestas individuales eran útiles a los colegas y que las de ellos representaban un complemento para mejorar nuestra enseñanza. Particularmente esa etapa fue una etapa relevante en mi formación como académico, aprender del trabajo colegiado, compartir experiencias y modificar mis métodos para hacer atractivas mis clases para mis alumnos.

Algún tiempo después, trabajando, entre otros colegas, con el profesor Edgar Méndez Pedrero en la organización de un diplomado en Física, en cuya primera parte se trataba de hacer participar a los profesores de la Facultad de Ciencias impartiendo una actualización disciplinaria y, en la segunda, de una aplicación pedagógica de los conceptos impartidos, para plasmarlos en un programa operativo de las materia de Física I y II donde estuvieran marcadas las estrategias, los inicios, el desarrollo y el cierre de las mismas, además de los contenidos disciplinarios, procedimentales y actitudinales de los aprendizajes. El profesor Edgar me hizo la pregunta de cuál podía ser una justificación para el proyecto. Le indiqué que un buen propósito y, por lo tanto, una buena justificación sería acelerar el proceso entre que un profesor ingresa a la carrera académica y desarrolla la conciencia, la metodología y el intercambio de ideas sobre cómo llevar su enseñanza a niveles sobresalientes. Obviamente estaba hablando de mi propia experiencia y de todo el tiempo que consumí para llegar a una docencia medianamente satisfactoria para mí.

Esa fue la primera experiencia en la formación de profesores, que ahora el Colegio va formalizando cada vez más con acciones entre otras como la MADEMS (Maestría en Docencia para la Educación Media Superior), que es un buen intento en la profesionalización de la carrera académica.Ì